5 de enero- Me levanto muy temprano al amanecer. Si me vieran mis amigos de la ciudad…no lo podrían creer: yo que era el que cerraba los bares con esas tertulias tan amenas y que llegaba a casa cuando ya había pasado la lechera; de ahí esa repugnancia a la vida mundana, ese vacío que experimentada tantas y tantas veces después de una noche de juerga, mujeres y alcohol…Lo primero que hago es prender el fuego y calentar un café, abro la puerta y echo un vistazo al horizonte...hoy será un día soleado, seguramente que la balandra se acercará a estos lares para suministrar alimentos, y para traer la prensa de varios días…no sé qué pasa por el mundo. Hago mi inspección de rutina por el faro y por la zona comprobando que está todo en orden.
6 de enero- Sigo teniendo pasión por la soledad, y sigo experimentado una agradable sensación de estar solo conmigo mismo. Solo escucho mi respirar y mi pensamiento. ¿Seré egoísta?, por querer apartarme del mundanal ruido y no participar en nada en los problemas que puedan tener mis compatriotas. Ayer cuando llegó la balandra trajo periódicos atrasados, pude leer que las cosas por Washington no andan bien y que el presidente George Washington no piensa presentarse a una tercera reelección. De otra manera el día transcurrió placentero, por la noche estuve más angustiado, pues oía unas voces, como unos cánticos a lo lejos, pero luego cesaron, quizá sea producto de mi imaginación.
8 de enero- Miro el reloj: son las cuatro de la mañana…no puedo dormir; salgo del faro a respirar aire puro, pues tengo mucho calor, como si fuego corriera por mis venas, en vez de sangre. Ya no soporto este encierro ¿Cómo somos los humanos?...tanto querer la soledad y ahora me pesa y me da miedo…tengo miedo tirarme por el acantilado…Hoy ya no escribo más y quizás en unos cuantos días tampoco...hasta ver lo que decido.
15 de enero- Qué inteligente De Grät... no quería que viniera…sabía qué sucede en estos casos, y yo soy el puro ejemplo. Antes de volverme loco y hacer cualquier tontería, abandono el faro, esperaré que la balandra llegue hoy, y regresaré a la urbe, a la gran ciudad. Quizá me vino bien venir, pues ahora puedo apreciar lo que dejé atrás. Es el momento de volver, de quedar un día más algo me pude suceder…soy un hombre enfermizo y mi mente también es frágil.
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