Por un momento estuve tentado de enviar, a De Grät, una de las palomas mensajeras. Afortunadamente me detuve a tiempo. Aunque ya había escrito la nota explicándole cuanto había divisado. Hubiese sido una equivocación por mi parte. Seguro que enviarían una expedición con refuerzos y Orndoff a la cabeza. Él con su labia y verborrea seguro que se adjudicaría todo el mérito del descubrimiento. No, no pienso tolerar tal injusticia. Todavía no tengo pruebas. Esperaré a demostrar con los hechos que los rumores de mi antecesor eran ciertos. Mi descubrimiento limpiará su memoria. Demostraré que no estaba trastornado.
5 de Enero- El temporal ha empezado. No me he separado ni un momento del ventanal. Apenas he podido probar bocado. Casi he dejado de pestañear por temor a perderme la posible aparición. Todo ha sido en vano. El agotamiento me está venciendo. Tengo que descansar para estar preparado. Mañana podría ser el gran día.
6 de Enero- Después de una mañana en calma recibí un mensaje. De Grät comunica que ha sucedido otra desaparición. En el pueblo aseguran que ha sido otro suicidio. Yo estoy seguro de lo contrario. Ya iba a enviarle el aviso de lo que vi antesdeayer; cuando irrumpieron en las proximidades Orndoff y una cuadrilla de gendarmes. Llegaron con aires de suficiencia, como quienes creen estar enterados de todos los asuntos y motivos; no me dejaron expresarles mis observaciones. He decidido no comunicar nada hasta que tenga pruebas.
8 de Enero- Durante todo el día ha habido actividad alrededor del faro. No me han dejado, ni un momento de paz, para concentrarme en avistar el horizonte. Al anochecer, al fin, se han ido y he podido descansar. Espero que mañana no vuelvan a molestarme con sus estúpidas elucubraciones. De nada sirve hacerles razonar. Siguen empeñados en buscar a un asesino. Piensan interrogar a todos los habitantes del lugar. Quizás no sea tan mala idea. Al menos, mientras lo hacen, no vendrán a molestarme y podré prepararme para estar al acecho.
9 de Enero- Creo que ya sé cual puede ser el lugar por donde aparecerá. No estoy muy seguro, pero me pareció verlo junto al acantilado del rompeolas. Intenté decírselo a los gendarmes que acompañaban al vanidoso de Orndoff. Pero, apenas les dije lo que me pareció ver a sus espaldas, cuando intentaron burlarse de mí. Salí del paso alegando que se trataba de una broma. Enseguida sacaron a relucir la locura de mi antecesor. No puedo contar con nadie. He tenido que revisar el almacén del faro en busca de arpones y armas con las que poder enfrentarme. Están todas herrumbrosas y en mal estado, pero puede que así me sean más eficaces en la lucha. Estoy atemorizado. Nunca he sido un hombre violento. Ahora, no me queda otro remedio. Nadie me creería. Tendré que sacar toda la fuerza y valor de mis entrañas.
10 de Enero- Lo he visto. Espero poder regresar para terminar este diario. Si no pudiese hacerlo. Entréguenselo a De Grät. Él llamará al ejército y la armada, solo ellos podrán liberar al pueblo de tan terrible monstruo.
24 de Enero- Ha terminado la pesadilla. Me duele todo el cuerpo. Al fin, he salido del estado comatoso en que me dejó la bestia. Al caerle a De Grät la medalla al mérito sobre la yema de mi dedo medio, en la mano izquierda, mi mente se ha despertado. Luego, me han llevado a ver al molusco cefalópodo disecado. Dicen que van a hacerle un museo, con una enorme sala, donde se verá en toda su extensión sus dieciocho metros de largo. Todavía no me explico cómo pude desenredarme de esos enormes brazos y tentáculos, para clavarle el oxidado arpón. No me siento ningún héroe por haber sobrevivido al calamar. Pero, me complace haber demostrado que no estaba loco mi antecesor y haber limpiado su memoria.
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